El concepto de capital humano ha evolucionado de un simple reconocimiento de la mano de obra como recurso a un entendimiento profundo de la calidad del trabajo y su proyección en el crecimiento económico.
Este artículo explora sus fundamentos, medición, impacto global y retos futuros, ofreciendo herramientas para incentivar su desarrollo.
El capital humano se define como el conjunto de conocimientos, habilidades, formación, experiencia y salud de las personas que determinan su capacidad productiva a lo largo de la vida. Desde mediados del siglo XX, economistas como Theodore Schultz y Gary Becker destacaron su importancia para explicar el crecimiento que no se atribuía únicamente a tierra o capital físico.
A lo largo de las décadas, el término se ha extendido al ámbito empresarial, identificando al capital humano como el motor de la innovación organizacional, vinculándose a la economía del conocimiento y a la competitividad basada en la formación continua y la creatividad.
En la actualidad, el capital humano explica aproximadamente el 75 % de las diferencias de productividad entre economías avanzadas. Organismos internacionales subrayan que la calidad de la fuerza laboral es clave para la resiliencia ante crisis y para la atracción de inversión extranjera.
La globalización y la digitalización refuerzan esta idea, pues sectores intensivos en conocimiento, como inteligencia artificial y servicios avanzados, dependen de profesionales con competencias actualizadas.
La literatura identifica varias dimensiones fundamentales:
Además, aspectos intangibles como valores, cultura colaborativa y espíritu emprendedor influyen significativamente en la innovación y adopción tecnológica.
La teoría del capital humano se consolidó en los años sesenta para explicar el crecimiento de la renta nacional mediante inversiones en educación y salud. Becker definió la inversión en capital humano como las actividades capaces de incrementar los ingresos futuros de las personas.
Modelos de crecimiento endógeno de Lucas y Uzawa incorporan la acumulación de capital humano como motor del progreso técnico. Estos plantean que, aunque existe depreciación por obsolescencia tecnológica, una base sólida de conocimientos acelera la difusión de innovaciones.
Medir el capital humano es esencial para diseñar políticas efectivas. El Índice de Capital Humano del Banco Mundial estima el potencial productivo de un niño nacido hoy, combinando indicadores de supervivencia infantil, años esperados de escolarización y calidad del aprendizaje.
Otras métricas usadas incluyen:
Invertir en capital humano implica sacrificar consumo presente en busca de mayores beneficios futuros. Esta inversión puede provenir de varias fuentes:
La evidencia muestra que estas inversiones generan altos retornos privados (salarios y empleabilidad) y sociales (crecimiento, salud pública y cohesión).
La relación entre capital humano y productividad se observa a nivel de empresas, sectores y países. Fuerzas laborales con más educación y competencias digitales generan un mayor valor añadido por hora trabajada.
En economías abiertas, las empresas se ubican donde pueden encontrar talento adecuado, por lo que el núcleo del crecimiento sostenible reside en la formación y retención de profesionales cualificados.
Las diferencias en el acceso a educación de calidad y servicios de salud se traducen en desigualdades económicas y sociales. Políticas enfocadas en colectivos vulnerables pueden reducir brechas y mejorar la movilidad.
Sin embargo, la economía del conocimiento puede agrandar la distancia entre trabajadores altamente cualificados y aquellos con menos formación, si no se acompaña de medidas redistributivas y de inclusión.
El desafío consiste en garantizar que las inversiones en capital humano alcancen a todos los segmentos de la sociedad y se adapten a las demandas tecnológicas cambiantes.
Solo a través de un compromiso conjunto entre individuos, empresas y gobiernos se podrá construir una economía global más equitativa, innovadora y resiliente, donde el activo humano sea el pilar central del progreso.
Referencias