Las criptomonedas de emisión central representan una nueva frontera en la economía digital, combinando la solidez del dinero de curso legal con la agilidad de los activos tecnológicos. Ante el auge de activos privados, los bancos centrales buscan ofrecer una alternativa oficial y regulada.
Las criptomonedas descentralizadas, como Bitcoin y Ethereum, operan sin un emisor central ni intermediarios, basadas en blockchains públicas y mecanismos de consenso distribuidos. En cambio, los criptoactivos de emisión central son emitidos y controlados por autoridades concretas: bancos centrales, gobiernos o consorcios corporativos.
Dentro de esta categoría destacan las monedas digitales de banco central (CBDC, por sus siglas en inglés), que son dinero de banco central en formato digital, con curso legal o tratamiento equivalente al efectivo. Su infraestructura puede sustentarse en tecnología DLT o en sistemas centralizados evolutivos, manteniendo reserva directa en el emisor.
Tras el lanzamiento de Bitcoin en 2009, proliferaron altcoins y stablecoins privadas, despertando la atención regulatoria. Desde debates formales en el BIS y el BCE hasta proyectos piloto como e-Naira en Nigeria, e-Krona en Suecia, e-CNY en China o Sand Dollar en Bahamas, los bancos centrales exploran soluciones para asegurar pagos instantáneos y transfronterizos con respaldo oficial.
Detrás del interés en criptomonedas de emisión central se encuentran múltiples objetivos estratégicos y sociales:
La clasificación de estos instrumentos puede agruparse en función de distintos criterios:
El diseño de una criptomoneda de emisión central combina robustez, eficiencia y seguridad. Según la infraestructura elegida, varía el grado de descentralización operativa y la escalabilidad:
La emisión de una criptomoneda central exige un sólido andamiaje jurídico que defina su naturaleza: ¿pasivo directo del banco central, valor electrónico, título de deuda o criptoactivo con estatuto propio? Su relación con la definición de moneda de curso legal y su equivalencia al efectivo son fundamentales para su adopción.
En el ámbito de pagos y liquidación, los marcos regulatorios deben contemplar la equivalencia de la CBDC con depósitos a la vista, así como los requisitos para los proveedores de servicios intermedios (bancos, billeteras digitales, apps). La protección de datos y la privacidad exigen un equilibrio entre confidencialidad de usuarios y obligatoriedad de trazabilidad para las autoridades competentes.
En materia fiscal, la tributación de saldos digitales se alinea a impuestos sobre la renta, IVA y patrimoniales, diferenciándose de las criptomonedas privadas en criterios de valoración y declaración de ganancias.
Los estándares internacionales del BIS, FMI, FSB y GAFI establecen pautas comunes para facilitar la interoperabilidad de CBDC y asegurar sistemas transfronterizos eficientes.
La adopción de criptomonedas de emisión central altera profundamente la política monetaria. La capacidad de aplicar tipos de interés, incluso negativos, directamente sobre los saldos digitales permite un mayor control sobre la transmisión de la política monetaria y la gestión de la base monetaria con precisión.
Sin embargo, existe el riesgo de desintermediación bancaria en masa si los depósitos comerciales se desvían hacia la CBDC. Para mitigar este fenómeno, se pueden aplicar límites de saldo, diferenciales de tipos o mantener la CBDC sin remuneración para uso exclusivamente transaccional.
La estabilidad financiera puede verse afectada por corridas digitales rápidas, por lo que los diseños incluyen mecanismos de espera, límites diarios o procedimientos de conversión controlada.
Finalmente, la inclusión y eficiencia del sistema de pagos se fortalecen, permitiendo transacciones instantáneas y seguras, reducción de costes y mayor acceso al dinero central para los sectores más vulnerables.
En conjunto, las criptomonedas de emisión central configuran un nuevo paradigma en el dinero, donde la innovación tecnológica se une a la confianza institucional para redefinir la forma en que concebimos y utilizamos la moneda en la era digital.
Referencias